Vivo cerca a una zona de manglares en Guayaquil. Es maravilloso poder observar estos árboles, que pueden medir de 10 a 40 metros de altura, al salir a caminar. Admirar sus troncos leñosos, sus marañas de raíces con formas caprichosas, que les permiten anclarse a suelos inestables.
Un gran pulmón y un hábitat para una rica fauna, peces, crustáceos, moluscos, reptiles, arácnidos, insectos aparte de todas las aves que anidan en sus ramas y mamíferos que encuentran alimentación a su disposición.
Me gusta sobre todo verlos al atardecer cuando el cielo se viste de naranjas y amarillos intensos que contrastan con los árboles y el agua refleja cuál espejo la paleta de la naturaleza.
200 x 330 cm